LECTURA PLANTEADA AL POEMA DE MONTALBETTI
y tú jugarás con el perro
pastor que mantiene unidas las ovejas del rebaño
y luego
saldremos juntos a contemplar la luna (las lluvias
habrán
cesado) y entonces me dirás
Además, respecto a cómo está formado el poema, somos testigos de una ruptura alrededor de la mitad del poema. Luego del verso: “y con el aire como solitario desayuno” se presenta un abismo. Un corte que no marca una pauta determinante en la forma de cómo se va construyendo el discurso. Lo que este silencio, entre las dos estrofas, nos puede sugerir es el paso del tiempo respecto al sujeto poético y a su mujer. De la mujer no sabemos su ubicación precisa, pues todo lo que el yo poético nos indica es un complot de su imaginación. Es importante recalcar la idea de este espacio vacuo y saber que el poema está basado en una completa fantasía del yo poético. Desde el punto de división de las dos estrofas, la forma como el sujeto poético observa las cosas está exagerada por su imaginación. Y, en cada verso que se va formando, el sujeto da un paso más en su locura tratando de imaginar donde se encuentra su mujer.
Ahora, que nos hemos referido a esta información básica del poema estamos preparados para establecer una posible lectura. Primero, debemos proceder a entrar en ciertos cuestionamientos primordiales: qué viene a significar el “marrano” o ser el “marrano”, qué significa en el poema “ir más allá de los cerros”.
Un poco después de la mitad del poema hay un verso clave que nos da pie a toda nuestra interpretación: “Las noticias dirán que lograste llegar / a Europa, que te civilizas”. Te civilizas en Europa. Aquí no había posibilidad alguna de civilizarte ni la habrá. Desde este punto podemos plantear una lectura: será que el acto de llevar al “marrano” más allá de los “cerros” nos da la idea de tener que cargar con nuestros cuerpos, con nuestra cultura: chabacana, sucia, ramplona de “marranos” más allá de lo nuestro, de los “cerros”, tener que alejar nuestra mentalidad burdamente “civilizada” lejos, a un lugar mejor, a Europa?
Entonces, si volvemos al inicio del poema y nos concentramos un momento en los dos primeros versos, que aparecen en modo imperativo, podemos revolcarnos mejor en el análisis: “Lleva al marrano más allá de los cerros / y regresa antes de que comiencen las lluvias.” Estos versos son los únicos que nos reflejan el presente en el poema. La única realidad verificable. El resto, como ya se mencionó, es una sucesión de posibles hechos a futuro. Lleva al “marrano”, lleva a la cultura, a tu mentalidad, llévala lejos, pero llévala. Fijémonos que se nos está obligando a llevarnos al “marrano”. Bueno, a continuación, el poema nos indica que debes retornar al “marrano” antes de que empiecen las “lluvias”. Lo importante aquí no es saber qué son las “lluvias”, lo que debemos notar es que por más que debas alejar al “marrano” de esta sociedad que no te permite civilizarte, debes traerlo de vuelta. Como ya lo hemos mencionado, el sujeto poético nos dice que su novia debe irse a Europa para civilizarse. Ahora, se nos hace más claro, nosotros somos los “marranos” que debemos civilizarnos y dejarlo todo por el precio de regresar educados en la cultura europea.
Podemos fijarnos en algunos otros versos que nos proporcionan mayor información y hacen de nuestro entendimiento del poema, a la luz de nuestra lectura, mucho más reflexivo. Por ejemplo:
no tendré noticias tuyas sino hasta después
de un año. El tono de mi vida
habrá cambiado.
Perderé la costumbre de leer y pasaré
las noches (los
días me serán casi imperceptibles)
tratando de entender las
constelaciones.
En este punto del poema, la mujer del sujeto poético que habla ya se ha ido y se ha iniciado en el proceso de civilizarse. Lo que estas palabras muestran es cómo el hombre ha cambiado respecto a la mujer. El hombre, con relación a su pareja que se ha ido a Europa, ahora ya no lee, ya no entiende las constelaciones como lo hacía cuando estaba con ella, cuando ambos eran unos “marranos”. En otras palabras, el yo poético, que imagina, está sujeto a la comparación con su mujer que está inmersa dentro del proceso de civilización, y respecto a ella, ahora él es “menos”. La brecha cultural entre los “marranos” y los civilizados es enorme.
Asimismo, podemos fijar nuestra atención en los últimos versos citados cuyo análisis resulta provechoso para complementar nuestra lectura. “Perderé la costumbre de leer y pasaré / las noches (los días me serán casi imperceptibles) / tratando de entender las constelaciones.” El verso final es clave puesto que nos indica que el sujeto poético de alguna forma también quiere entender ciertas cosas, alcanzar cierto conocimiento. El yo poético quiere civilizarse a su manera, civilizarse sin tener que huir “más allá de los cerros”.
Finalmente, luego de haber desarrollado esta lectura posible del poema, podemos tratar de explicarnos por qué el poeta colocó este poema dentro de la sección que llamó: “La lechuza no es ave guanera”. El ave guanera es útil, produce un recurso que fue fuente de gran capital en la historia peruana y de países aledaños. La lechuza, en contraste, es un animal sin fines comerciales más que el de su comercialización. A lo que esté título quiere llegar es tratar de mostrar que no toda ave es ave guanera. No todo “A” es “B” ni podrá serlo jamás, en este caso. En relación al poema, podemos decir que indirectamente siempre serás un “marrano” pese a que te instruyas divinamente y civilices en Europa.
A modo de conclusión, podemos afirmar que este poema de Montalbetti hace referencia al hecho de civilizar al “marrano”, educarlo, transformarlo y estar en la obligación de tener que alejarte para realizar esta operación, asimismo, debes retornar a tu mundo antes de que “comiencen las lluvias”. Un poema basado casi en su totalidad por eventos supuestos estrictamente ligados a la imaginación de un novio que sabe que lo dejaran mientras goza revolcándose en el charco.